La despedida de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como presidente de México ha sido un evento significativo para el país, marcado por diversas emociones y reacciones entre la población. El 1 de octubre de 2024, tras concluir su mandato de seis años, AMLO fue despedido tanto por sus seguidores como por sus críticos, en una mezcla de celebraciones y reflexiones sobre su legado.
Sus seguidores, en su mayoría provenientes de sectores populares y clases trabajadoras, han expresado su agradecimiento por los programas sociales que implementó, como «Sembrando Vida» y «Jóvenes Construyendo el Futuro», y por su lucha contra la corrupción. Muchos lo ven como un líder que se enfrentó a las élites económicas y políticas tradicionales, y que dio prioridad a los más pobres. En varios lugares del país, se organizaron manifestaciones de apoyo, despedidas simbólicas y actos culturales para honrar su legado como impulsor de la «Cuarta Transformación» de México.
Por otro lado, sus críticos han señalado fallas en su administración, especialmente en temas como la violencia, la inseguridad, la centralización del poder y su manejo de la pandemia de COVID-19. Para estos sectores, su despedida representa el fin de un gobierno que, aunque popular, dejó varios desafíos sin resolver. Se espera que con la transición, se abran nuevos debates sobre las políticas públicas y los enfoques para resolver los problemas más urgentes del país.
El propio AMLO, conocido por su estilo de liderazgo cercano y directo con la población, participó en su despedida con un mensaje en el que reafirmó su compromiso con los principios que guiaron su gobierno: la austeridad, la honestidad y el servicio al pueblo. En su último acto público como presidente, agradeció a los mexicanos por su apoyo y aseguró que seguiría contribuyendo al país desde fuera de la presidencia.